Quizá os sintáis como yo me siento, o quizá no. Tal vez hayáis querido expresaros así y hacerles llegar a vuestras familias este mensaje, pero no habéis podido, bien porque no sabéis como hacerlo, o porque no lo habéis pensado. Así pues, hoy os doy la oportunidad de que por fin intentéis hablar e intentéis haceros comprender.
Hoy en día es frustrante ser joven, vivir en España y poseer un título universitario (o una pila de ellos). ¿Por qué?
Intentamos sentirnos bien con nosotros mismos, buscamos aficiones, buscamos soluciones, pero el camino es duro. Las personas que viven a nuestro lado simplemente creen que por el hecho de tener unos cuantos títulos, o saber algún idioma, o ser creativos, es suficiente. Pero no lo es.
Todos nos empujan y nos fuerzan a salir del círculo en el que nos encontramos pero en la mayor parte de las ocasiones no depende de nosotros.
Queremos salir, queremos pisar el exterior, volar del nido y empezar nuestra propia vida, bajo nuestras normas. En definitiva, crecer. Pero existe una fuerza extraña que se nos escapa, que no controlamos y que nos vuelve a empujar al interior de ese círculo como un tornado.
Cada día es una lucha continua para varias cosas: para encontrar trabajo, para seguir estudiando, para no sentirnos culpables por seguir viviendo en nuestras casas, para no sentirnos culpables por seguir gastando un dinero que no es nuestro, para auto animarnos y seguir con la misma fuerza cada día, para mantener la esperanza de que algún día esto acabará, y para confiar en que alguien termine por confiar en nosotros y nos dé una oportunidad.
Estudiamos materias diferentes, nos apuntamos a infinidad de cursos, buscamos una cantidad indecente de másteres universitarios que no podemos pagar, y nos quedamos horas, incluso días mirando la pantalla del ordenador, con la baba colgando y soñando en que algún día podremos estudiar aquello que queremos y donde queremos.
Familias, vuestros hijos luchan por sus sueños, luchan por trabajar en aquello que tanto les ha costado conseguir, luchan por salir adelante. No son vagos, no son “ninis”, solo son personas inteligentes, personas preparadas que no tienen una oportunidad. Así pues tened paciencia y apoyadles todo lo que podáis. Hacedles sentir que valen, que pueden y que son lo que son. No les hagáis sentir culpables, porque bastante tienen con sentirse como se sienten: Inútiles, poco válidos, desperdiciados y poco valorados.
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